Hijos de un mismo Dios

En otoño de 1943, las tropas nazis entran en Cracovia (Polonia). Cuando la familia judía del pequeño Romek, de once años, es condenada a muerte, un granjero lo ayuda a escapar y lo lleva a su pequeño pueblo escondido en un saco de patatas. Allí lo presenta como un pariente lejano, pero no pasará mucho tiempo antes de que se descubra la verdad. Uno de los hijos de la familia, Vladek, lo odiará por ello.

Respetando su herencia judía, el sacerdote local prepara a Romek para que abrace la religión católica con el fin de salvar su vida. Atormentado por Vladek y otros chicos del pueblo, Romek busca consuelo jugando con el hijo pequeño de Gniecio, Tolo, y su amiga María. En su mundo imaginario interpretan los papeles místicos de Cristo y sus discípulos, para refugiarse del terror que siembran en el pueblo los invasores nazis.