Granujas a todo ritmo

Después de pasar varios años en la cárcel por robo a mano armada en una gasolinera, Jake es puesto en libertad por buen comportamiento. Sale de prisión vestido de la misma forma que entró: traje, sombrero negro y gafas oscuras. En la puerta le espera su hermano Elwood, vestido de idéntica manera. Van a visitar el orfanato de Santa Elena, el único hogar que conocieron y donde fueron criados por las monjas. Allí se enteran de que la Iglesia ha dejado de financiar el orfanato y va a venderlo, para que se construya un centro comercial sobre sus ruinas, a no ser que se pague el impuesto sobre la propiedad en el plazo de 11 días. Además, las monjas no aceptarán dinero robado. Así que Jake, después de ver la luz en la parroquia del reverendo Cleophus James, llega a la conclusión que la única forma de conseguir mucho dinero en poco tiempo, sin ofender a las monjas, es volviendo a reunir la banda de Blues a la cual pertenecían, Los Blues Brothers, y realizar un concierto.